resonando 2 copia

Respiración y Voz
La respiración, formadora de pensamiento.

La palabra Espíritu viene del latín spíritus y este del verbo spirare (soplar). De spirare nos viene también las palabras inspirar, espirar, aspirar, respirar, suspirar.

Spiritus en principio es soplo que, asociado a la capacidad de respirar, acaba significando la fuerza vital, el coraje y el ánimo. En las concepciones animistas es el espíritu como principio y esencia de la vida y también la esencia de las cosas. El espíritu se instala en un cuerpo respirándolo, vibrándolo.

En diferentes culturas la palabra para definir espíritu y respiración son la misma palabra.

La respiración es la energía visible que nos enraíza al cuerpo, que nos instala en la vida física y nos sitúa en esta realidad. La percepción de ésta realidad depende de cómo la respiras.

La respiración regula nuestras emociones.

La respiración regula las diferentes manifestaciones de nuestro ser, corporal, emocional y mental. Es el único movimiento orgánico que podemos modular con nuestra voluntad. También está ligada a las memorias de supervivencia más antiguas. Estas memorias se accionan inconscientemente para salvaguardar la identidad. Estas memorias ligadas a experiencias vitales anteriores emiten señales y mensajes de alerta al cuerpo estresándolo, cerrrándose al recordar la experiencia.

El cuerpo, la respiración, se abre o cierra dependiendo de la integración de nuestro sentir con el sentir exterior. Lo interesante es tener el cuerpo lo más relajado posible, consciente, emocionalmente enraizado y abierto, durante el movimiento respiratorio. Así la energía se reparte armónicamente, nos oxigenamos aumentando la atención y disponibilidad. Nos enraizamos integrados en el aquí y ahora.

Cuando nos proyectamos al exterior utilizamos el sonido. Nuestra voz a través de la palabra y el canto es nuestro medio primordial de expresión.

Con la vibración de la voz es fácil conectar y dialogar con el cuerpo, notar cuando y donde se tensa y aprender a relajarlo y a escucharlo. Esta ampliación de la escucha sonocorporal es una de las cualidades que se desarrolla con la práctica de El Cuerpo de la Voz. Escuchar es abrir una puerta a la empatía hacia el otro creando vínculos donde reconocernos.